AUTORREGULACIÓN CONDUCTUAL: TOMANDO LAS RIENDAS DE TU PROPIO DESTINO.
- Admin
- Sep 13, 2023
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Post 1: ¿Qué entendemos por autorregulación conductual?
Uno de los factores o aspectos psicológicos y emocionales que tiene una mayor incidencia con la salud mental es la percepción de control de nuestra vida. Cuando nos percibimos capaces de modificar situaciones y tenemos la sensación de que nuestro comportamiento tiene alguna influencia sobre el resultado obtenido, nos sentimos mejor.
Por el contrario, la sensación de percibir que es inútil realizar cualquier esfuerzo, nos lleva a la conclusión que lo mejor es no hacer nada, aplazando y evitando situaciones y actividades. Esto tiene dos consecuencias principales sobre la conducta:
Al hacer menos acciones y de menor calidad, existirá una menor probabilidad de conseguir aquello que se busca, con lo que quedará reforzada así la idea de incapacidad a la hora de conseguir alcanzar determinados retos.
Al disminuir la tasa de actividades, las sensaciones y sentimientos depresivos aumentan.
Pero no sólo es cuestión de aumentar la tasa de actividad, aunque esto ya podría considerarse un fin en sí mismo. Pero es verdad que siempre buscamos una finalidad con nuestras acciones.
Una sociedad tan competitiva como en la que estamos inmersos, hace que muchas veces tendamos a buscar el éxito más allá de lo saludable, eligiendo aquellas actividades en las que a priori parecemos tener mayor probabilidad de lograr mejores resultados y renunciando a otras que, aunque pudieran ser en un principio objeto de nuestro deleite, si nuestra destreza o nivel de ejecución no llega a los criterios o parámetros esperados, hace que el reforzamiento externo sea negativo, hasta lograr que la valencia de dicha actividad mute desde lo estimulante a lo aversivo y en consecuencia, tendamos a relegarla.
Así muy pronto se produce una asociación entre “lo que me gusta hacer” y “lo que se me da bien hacer” que se convierte en una identificación de los términos. Si veo que se me da bien la música, puede que desarrolle mis capacidades musicales al máximo, pero si no tengo esa fortuna,… Me limitaré a cantar bajo la ducha o bajo los efectos del alcohol. Craso pero común error, renunciar a una actividad que nos aporta tanto bienestar emocional. Es como si renunciáramos a reír porque se juzgara que nuestra risa es fea.
Pero además de renunciar a experiencias y actividades, empobreciendo así nuestro repertorio vital, la búsqueda del éxito nos puede llevar a convertirnos en esclavos de los resultados, a no tener nunca suficiente y a desconectar de la propia actividad a la que utilizamos como un simple medio de obtener un refrendo exte

rno que nos confirme nuestra propia valía.
Nunca tendremos suficiente, ni tendremos totalmente el control, pues muchas veces los resultados finales dependen de otros factores externos a la propia ejecución personal: factores de azar, circunstancias, ejecuciones de terceros. Por ejemplo, en una competición, puedo haberme preparado muy bien, pero si alguien está en mejor forma que yo, puede que me gane.
Y claro, puedo frustrarme hasta el punto de no valorar el segundo puesto, de obsesionarme en el entrenamiento llegando a hacer acciones que puedan ser perjudiciales (una sobrecarga puede llevarme a una lesión) o incluso a abandonar la propia actividad.
Por lo tanto, parece más conveniente trasladar el enfoque hacia lo que realmente podemos hacer para mejorar nuestra situación. Es decir, centrarnos en la realización de las actividades, relegando en un primer momento los logros o consecuencias externas.
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