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AUTORREGULACIÓN CONDUCTUAL II: TOMANDO LAS RIENDAS DE TU PROPIO DESTINO.

  • Writer: Admin
    Admin
  • Sep 26, 2023
  • 3 min read

Post 2.- Motivación intrínseca versus motivación extrínseca.

Cuando tenemos la suerte de contar con una vocación o una afición definidas, es más fácil que el propio interés por la actividad, el propio placer de realizarla, lo que llamamos motivación intrínseca, nos ayudará a ser constantes en el ejercicio de la actividad, a enfrentarnos a los obstáculos y momentos de dificultades y desánimos.


Denominamos motivación intrínseca a aquellos incentivos y estímulos que nos proporciona la realización de una actividad por el propio placer de realizarla, más allá de los resultados o de las consecuencias que la misma nos repara. Por el contrario, la motivación extrínseca es aquella que tiene que ver más con los refuerzos o consecuencias de la realización de la actividad: resultados, premios, etc.


En la mayoría de las actividades que nos resultan gratificantes puede existir un componente de ambas, una proporción difícil de calcular y que puede ser muy variable.

Por ejemplo: alguien puede empezar a correr porque quiere mejorar su salud física, tener un cuerpo más en forma, tener un mejor aspecto físico, etc. En este caso serían motivantes extrínsecos. Puede que sienta que progresa, esto le refuerce y le lleve a asumir nuevos retos: entrena de forma más sistemática, mide tiempos y empieza su lucha particular contra el crono. Y puede que de un salto más: comienza a participar en carreras y competiciones y aquí tenemos a nuestro atleta compitiendo no sólo contra sí mismo sino también contra los demás, hasta ¡obtener su primer podio! Y de ahí a ganar más competiciones, a representar a su país y a convertirse en campeón olímpico, verse colmado de honores y quizá también de algunos refuerzos más tangibles. Todos estos son componentes extrínsecos a la propia actividad.


Pero puede que una vez retirado de la alta competición e incluso de la competición a nivel de aficionados, nuestro atleta siga saliendo a correr. Las sensaciones del correr en sí mismas le resultan gratificantes, realiza la actividad por el placer que en sí misma le proporciona. Aquí se estaría moviendo fundamentalmente por motivantes intrínsecos.


Nos hemos detenido a realizar esta distinción, ya que pocas veces somos conscientes del grado en el que unos motivantes u otros dirigen nuestra conducta y esto puede ser fuente de confusión y desorientación vital:

Así, aunque tengamos la suerte de tener una vocación o un hobby que realmente nos llene, si nos guiamos principalmente por criterios externos, puede ocurrir que si no conseguimos las metas que nos hayamos propuesto, o los resultados no se ajusten a nuestras expectativas, acabemos por desanimarnos y la actividad en sí misma pierde su poder reforzante.

Denominamos «locus of control» al lugar donde atribuimos los éxitos y fracasos que tenemos en la vida. Así, las personas con «locus interno» consideran que la mayor parte de lo que les acontece es en buena medida producto de sus decisiones y conductas. Por el contrario, aquellos que presentan un marcado «locus externo», piensan que la mayor parte de los acontecimientos y situaciones que viven, se deben a factores y circunstancias que quedan fuera de ellos mismos: las acciones de otros, la suerte, el destino...


Como en tantos otros casos, lo mejor es el virtuoso término medio: el considerar que somos responsables de todo lo que nos ocurre puede ser muy duro cuando vienen "mal dadas". Por el contrario, la segunda interpretación, aunque parezca salvaguardar el concepto y la estima personal, tiende a inhibir nuestros esfuerzos al juzgarlos ineficaces, generando una percepción de indefensión, la cual lleva aparejada sentimientos y estados emocionales nocivos.

 
 
 

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